Cronobiología y Obesidad

Como se ha observado desde hace tiempo, los seres vivos realizamos un gran número de cambios cíclicos de manera periódica, lo que llamamos ritmos biológicos. La Cronobiología es la ciencia que estudia estos procesos de sincronización.

Actualmente, debido a diferentes situaciones, como la exposición a luz intensa durante la noche o el jet-lag, se producen fenómenos de interrupción o desincronización de estos ritmos, que es lo que conocemos como cronodisrupción.

El sistema circadiano está formado principalmente por un «reloj central», el núcleo supraquiasmático, localizado en el hipotálamo, una estructura cerebral. Este núcleo se sincroniza gracias a la información que recibe en forma de luz u oscuridad, la comida o ayuno y la presencia de actividad o reposo. Además, se conoce la existencia de diversas variantes de genes reloj (CLOCK), que funcionan de manera independiente de las señales externas y que se encargan de modular los ritmos biológicos mediante hormonas como el cortisol o la melatonina. También disponemos de otros «relojes periféricos» controlados por el núcleo supraquiasmático, uno de los cuales se encuentra en el tejido adiposo (graso). Este tejido expresa genes que regulan hormonas implicadas en el metabolismo, como son la adiponectina o la leptina.

Estudios recientes han demostrado que una de las consecuencias que puede tener la cronodisrupción es la aparición de Obesidad y síndrome metabólico. En concreto, se ha objetivado que el momento en que comemos es un factor clave en el desarrollo de la Obesidad, independientemente de la ingesta calórica diaria.

En relación a la Cronobiología, disponemos de un estudio realizado en 2013 (Jakubowicz et al.), donde se indicaba una dieta de 1.400 kcal a dos grupos de mujeres obesas, con la diferencia de que uno de ellos recibía la mayor ingesta (700 kcal) en el desayuno y el otro en la cena. En el grupo que desayunaba más se objetivó una mayor disminución de peso y de cintura, junto con valores más bajos de glucosa (azúcar), insulina y triglicéridos.

Otro estudio a destacar es el del grupo de la Universidad de Harvard (Garaulet et al.), recientemente publicado en el International Journal of Obesity. Se observó que, dentro de un grupo de 420 personas con ingesta y consumo calórico similar, aquellas que comían más tarde de las 15h perdían 2 kg menos respecto a las que lo hacían antes de esta hora (7,7 vs. 9,9) .

En resumen, varias publicaciones han objetivado que comer tarde se asocia con un menor gasto energético en reposo, disminución de la tolerancia a la glucosa, alteración del ritmo circadiano del cortisol (de manera similar a una situación de estrés) y peor pérdida de peso. Por este motivo, las recomendaciones dietéticas para perder peso deberían incluir no sólo lo que tenemos que comer sino también la cronobiología, es decir, en qué momento es mejor hacerlo, con el objetivo de que un horario regular en las comidas y las horas de sueño contribuye a la disminución de peso gracias al correcto funcionamiento de nuestro sistema circadiano.

Dra. Gemma Cuixart Carruesco
Especialista en Endocrinología y Nutrición
Colegiada núm 48408 del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona
Servicio de Endocrinología y Nutrición de Clínica ServiDigest