El sobrepeso y la obesidad, las enfermedades metabólicas más frecuentes

El sobrepeso y la obesidad, las enfermedades metabólicas más frecuentes, son, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), una de las grandes epidemias del siglo XXI.

Se caracteriza por el incremento de las reservas energéticas del organismo en forma de grasa, produciéndose un aumento de la cantidad de tejido graso en el cuerpo, acompañado de un incremento de peso, que condiciona la salud de la persona.

La obesidad es una verdadera enfermedad crónica en progresivo incremento en los países desarrollados, que depende principalmente de la alimentación y el estilo de vida. El correcto tratamiento especializado multidisciplinar ayuda a vencerla.

En este sentido, la Obesidad no tiene que valorarse sólo como un problema estético, sino también y sobre todo de salud, ya que según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) acentúa la aparición de otras enfermedades como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, el aumento de colesterol, algunas enfermedades degenerativas osteoarticulares, enfermedades cardiovasculares, alteraciones psíquicas (ansiedad, depresión, baja autoestima), apnea del sueño, trastornos ginecológicos, digestivos y hepáticos, y una mayor probabilidad de cáncer de útero, colon, etc.

El sobrepeso es una enfermedad que evoluciona a la obesidad, por esto es importante frenar su progresión en la fase en que todavía no afecta de forma importante a la salud.

¿Por qué motivos una persona puede presentar obesidad?

Se han detectado una serie de factores predisponentes y precipitantes:

Genéticos: predisposición genética y algunas alteraciones cromosómicas infrecuentes.

Sociales: el sedentarismo y la falta de ejercicio físico se reconocen, hoy en día, como los dos grandes factores que predisponen a la Obesidad y al Sobrepeso, encontrándose en un 95% de las personas que lo presentan. Otros factores, como el abandono del tabaco (con el cambio de hábito y la ansiedad asociados) también favorecen a un incremento en la ingesta.

Psicológicos: algunos estados de ansiedad también contribuyen al aumento del apetito.

Enfermedades: enfermedades primarias (alteraciones tiroideas, suprarrenales, hipofisarias, etc.) y algunas intervenciones quirúrgicas producen un aumento secundario de la masa grasa corporal.

Además, hay que tener en cuenta que algunas medicaciones estimulan el apetito pudiendo incrementar el grado de Obesidad.

¿Qué grado de obesidad tengo?

Para determinar si una persona presenta sobrepeso u obesidad, se medirá su grado mediante la clasificación más utilizada actualmente, el Índice  de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso (en kg) por la altura elevada al cuadrado (en metros).

De acuerdo con los criterios aprobados por la OMS, se considera que una persona presenta sobrepeso cuando su IMC es superior a 25 kg/m2.

Según el IMC podemos clasificar la severidad de la Obesidad en las siguientes categorías:

CATEGORIA IMC
Normal < 25
Sobrepeso 25 – 29.9
Obesidad moderada o tipo I 30 – 34.9
Obesidad severa o tipo II 35 – 39.9
Obesidad mórbida o tipo III 40 – 49.9
Superobesidad o tipo IV 50 – 60
Súper-Superobesidad > 60

LA FÓRMULA IMC: PESO en Kg / ALTURA (al Cuadrado en Metros)

Ejemplo: Una persona que pese 90 Kg y mida 1,63m.

90 / (1.63 x 1.63) = 33.87

Tiene una obesitat moderada.

La obesidad, ¿un problema con solución?

La mentalización y predisposición de la persona y un buen entorno familiar es la clave del éxito contra esta enfermedad.

Una reeducación en los hábitos alimenticios con una dieta equilibrada, baja en calorías (siempre aconsejada por especialistas en nutrición y dietética), junto con la práctica de ejercicio físico (controlado también por un profesional de la medicina), son la base de una buena respuesta a la enfermedad. Pero muchas veces no es suficiente.

Los diferentes grados de Obesidad exigen distintos niveles de tratamiento, por lo que tienen que ser evaluados y tratados en Unidades expertas en su tratamiento de forma integral y multidisciplinar, individualizando cada caso para conseguir la motivación y colaboración del paciente.

Así pues, de acuerdo con el personal sanitario especializado, se pueden decidir diversas alternativas terapéuticas, muchas veces complementarias: desde las fundamentales medidas higiénico-dietéticas personalizadas, pasando por la ayuda farmacológica o psicológica, hasta diferentes tratamientos específicos, tanto endoscópicos como quirúrgicos.